Peru? Alaska? Rusia? Colombia?
No mamen, en serio?
Manifiestense pues!
lunes, 29 de abril de 2013
Llave en forma de sonrisa
Ahora descubrí eso que le llaman el poder de la sonrisa. No se burle, es en serio. He vuelto a sonreír por que si, así sin motivo alguno. Yo no me había dado cuenta de ello hasta hoy, que la sonrisa esa que dicen que abre puertas, en realidad puede abrir almas. Es algo fuerte.
Y hermoso.
Que todos lo descubran.
Y hermoso.
Que todos lo descubran.
miércoles, 24 de abril de 2013
Me explico: No es no, sí es sí. Así de simple.
Revolcarse en la mierda es más acogedor, que agarrar la vida por los cuernos, dice Ariel.
martes, 16 de abril de 2013
Si, tengo un chingo de miedo. Pero el año que hoy empieza es como mi graduación de la universidad. Me muero de ganas de aplicar lo que aprendí.
domingo, 14 de abril de 2013
Feliz domingo
Pocas cosas disfruto tanto, como bañarme los domingos. A la hora que sea que me haya dado la gana entrar a la regadera, lo hago despierta, en mis cinco sentidos y después de tomarme un café. No dormida, como entre semana.
Disfruto la sensación del agua tibia cayendo sobre mi. Siento como mi cabello se va mojando todo. Tranquilamente tallo cada centímetro de mi piel con estropajo con jabón. Me doy tiempo para exfoliarme las nalgas y los brazos, es un lujo que por las prisas, no siempre me puedo dar. Con toda la calma del mundo me rasuro las piernas, detenidamente puedo ver las escasas arañas en formas de varices que eventualmente poblarán mis piernas. Puedo desenredar mi largo y ondulado cabello con suavidad, evitando los estirones desenfrenados.
Al salir del baño me humecto pausadamente la piel que recientemente he lavado, otro lujo que no siempre me puedo dar. Una crema para las piernas, otra para el pecho y el cuello, otra para los codos y otras dos para la cara.
El baño del domingo es algo así como el cálido abrazo que me doy como recompensa de una semana ajetreada. Aunque sea para ponerme de nuevo una pijama, ahora limpia.
En fin. Yo si me baño los domingos.
Disfruto la sensación del agua tibia cayendo sobre mi. Siento como mi cabello se va mojando todo. Tranquilamente tallo cada centímetro de mi piel con estropajo con jabón. Me doy tiempo para exfoliarme las nalgas y los brazos, es un lujo que por las prisas, no siempre me puedo dar. Con toda la calma del mundo me rasuro las piernas, detenidamente puedo ver las escasas arañas en formas de varices que eventualmente poblarán mis piernas. Puedo desenredar mi largo y ondulado cabello con suavidad, evitando los estirones desenfrenados.
Al salir del baño me humecto pausadamente la piel que recientemente he lavado, otro lujo que no siempre me puedo dar. Una crema para las piernas, otra para el pecho y el cuello, otra para los codos y otras dos para la cara.
El baño del domingo es algo así como el cálido abrazo que me doy como recompensa de una semana ajetreada. Aunque sea para ponerme de nuevo una pijama, ahora limpia.
En fin. Yo si me baño los domingos.
Tarea fallida
La tarea era hacer un texto a cerca del momento más feliz de mi
vida. Y pues no, nada extraordinario vino a mi mente. Sería incomprensible para
el mundo, saber que a mí me hacen feliz los momentos ordinarios de la
existencia. Ni modo que escribiera lo feliz que me hace estar en la Sierra de
San Pedro Mártir viendo la noche atascada de estrellas, o que no haya
trafico en Tijuana, o estar sentada a la orilla del mar en pleno invierno
tomándome un café caliente, o dormir con mi perra y mis
gatos y gatas, o la cena con mi familia, o la compañía de mis pocos pero excelentes
amigos. Pensé mucho a cerca del momento más feliz de mi vida
e incluí muchos momentos por el estilo. No puedo omitir recordar
los días que pasé en Mazunte, aunque no pudiera tener una
cerveza conmigo porque se calentaba en cuestión de pocos minutos. El
sol era muy fuerte, la playa estaba sola. Entonces yo
no había aprendido a nadar, pero aun así entré al mar
y sentí el agua caliente. A pesar del calor y de que la cerveza
helada era escasa, Mazunte fue mi paraíso por unos días.
Eres bien
quién-sabe-como, me dice el tipo que me vende mi lipstick favorito. Y me
enorgullece darme cuenta de que tiene razón.
jueves, 11 de abril de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
lunes, 8 de abril de 2013
Tarea
Dos
veces al día.
Puedo
decir, desde el fondo de mi corazón, que a partir de ese día odié a mi mamá por
algunos días más. También puedo confesar con toda franqueza, que desde
entonces, soy una sinvergüenza que se baña hasta dos veces al día.
Hace
muchos, muchos años, alguien me dijo que la vergüenza no sirve de mucho. Y
ahora, muchos, muchos años después, le doy la razón.
Cuando yo
iba en quinto año de primaria, mi madre fue a la escuela, no recuerdo a qué,
pues realmente fue en pocas ocasiones. Aprovechó para hablar con mi profesora.
Dicho sea de paso, esa profesora si me caía bien, era entretenida, yo no me aburría
en sus clases; pero siempre terminaba mis tareas antes que los demás y me
dedicaba, entonces, a distraerlos. En la plática y sin venir al caso, a mi
madre se le ocurre contarle a la profesora, que a mi no me gustaba bañarme. En
ese instante quise refutar la ley de la conservación de la materia, quise desaparecer
de la faz de la tierra. Creo que me puse
de todos los colores, sentía las orejas rojas del coraje que me dio que a mi
mamá se le ocurriera contarle semejante intimidad a la profesora, como si ella
nunca hubiera dejado de bañarse algún día.
miércoles, 3 de abril de 2013
Adulto índigo
Eso quiere decir que ya va siendo (del verbo hacer, no del ser) hora de mandar todo a la chingada.
Cada vez resulta mas, pero mas sencillo.
p.d. Investigue Usted cual es el equivalente de La Chingada en su país.
p.d. Por cierto: harta jacaranda!
Cada vez resulta mas, pero mas sencillo.
p.d. Investigue Usted cual es el equivalente de La Chingada en su país.
p.d. Por cierto: harta jacaranda!
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