sábado, 15 de abril de 2017

Calcetines

Tengo una fijación con los calcetines. Propios y ajenos. Necesito que estén limpios, que se vean limpios. Si la usuaria de semejante prenda convertida en fetiche soy yo, deben de ser cómodos, como un guante que tome entre sus manos mis pies y los bese a cada paso que dé.
Me parece que son una prenda que denota clase. Es la prenda que más habla del individuo: más que la bolsa o los lentes, que pueden ser carísimos. Es una de las cosas en la que más me fijo, cuando fijo mi mirada en alguien, no propiamente que me guste, sino que llame mi atención por alguna razón.

Me gustan los calcetines de L. A pesar de andar en fachas, los calcetines siempre los porta impecables. Y me cagan los calcetines de R. El tipo tira cuacha a la primer oportunidad, pero sus calcetines son equivalentes a que le apeste el hocico. Los calcetines de A. son remendados.

Aunque el mono se vista de zapatos y cinto Ferragamo, mono se queda.