jueves, 17 de febrero de 2011

Mrs. Robinson

Cuando lo vi me sentí Mrs. Robinson. Ahí estaba él sentado frente a mi escritorio, con su cara de niño inocente. Buenas tardes Licenciada, quisiera hacer mis prácticas profesionales aquí para  aprender todo de Usted. No sé cuanto hace que no tenía contacto con una mirada inocente. No dejaba de admirar los libros que están detrás de mi silla. Sus hermosos ojos negros se hacían más grandes cada vez que veía los cuadros que enmarcaban mis reconocimientos colgados en la pared. El nudo de su corbata me dejaba adivinar que no la usaba con frecuencia. Mientras yo revisaba su currículo, él observaba los búhos de mi escritorio, la justicia y su balanza. La docencia ante todo, pensé mientras me afilaba los colmillos. Cuando alcé mi vista, su mirada estaba sobre mí. Creo que me sonrojé, pero de inmediato recobré la cordura. Sus labios rodeados de una barba tupida hacían más difícil que no perdiera yo la compostura. El hablaba de su futuro profesional, más con las manos que con otra cosa, y yo quería que sus dientes blancos me mordieran.  Hablaba con las manos: sus dedos largos, blancos y hermosos llevaban el ritmo de su monologo. Mi corazón corría. El seguía hablando de juzgados, amparos, divorcios, y yo con mi cara de estúpida, oyendo sin oírlo.
Fijamos fechas, horarios y actividades de trabajo. Luego empezó la conversación amena: que si te gusta el café, el teatro, el cine, el tinto o la cerveza. Sonó un celular.
Llegaron por mí, licenciada; entonces nos vemos el lunes, muchas gracias.
Insisto: La docencia ante todo.

jueves, 10 de febrero de 2011

Anestesia para el alma

Fué fabuloso dormir sin mayor problema. La mente no se metió, se estuvo sosiega y me dejó descansar profundamente a los quince minutos después de haberme tomado la pastillita de anestesia para el alma. Calmante de tristeza, se debería de llamar, pero alguien le puso un nombre más serio, tal vez para darle credibilidad y que de esa forma no pareciera producto milagro, y se vendiera libremente y por millones en todas las farmacias de todo el mundo.
El creador debería de ganar el premio nobel, pero de la paz!
Todos los que la ocupamos andaríamos en paz.

Aikir 2

miércoles, 9 de febrero de 2011

Las penas, con alprazolam son buenas

!Viva la farmacología!

Despertar

Con el paso del tiempo, caerse de la nube duele muchísimo.

martes, 8 de febrero de 2011

Siempre hay que tener un buen libro a mano para cuando el mundo se quiere desmoronar. Anoche, Reynaldo Arenas me salvó de morir de encabronamiento.
Gracias.

jueves, 3 de febrero de 2011