Las platicas van de electocardiogramas, mastogafías, colecistectomías, tumores benignos que se pueden volver malignos, hasta botox, plasma rico en plaquetas y viajes al dermatólogo o al gastroenterologo. A pesar de ello, yo sigo agradeciendo el paso del tiempo y afirmando que es lo mejor que me pudo haber pasado.
Mis amigas ya se están divorciando o teniendo platicas de salud reproductiva con sus hijos. Yo voy entrando a la segunda adolescencia. Es la ventaja de no haber tenido hijos, mi continuo vagar por la vida. Lástima que a mi los veinteañeros no me gusten, la docencia se me da únicamente en el salón de clases o en el hospital, no en la cama.
Creo que el paso del tiempo me ha vuelto sabia. He aprendido también a mandar al diablo con mayor frecuencia, a tener la boca cerrada y constato que no entran moscas. Las señales son más claras, por eso las vidas felices en las redes sociales me dan una mezcla de lástima y pena sincera.
Cada que se acerca mi cumpleaños, como en esta ocasión, volteo atrás y afortunadamente, veo que tengo mucho que agradecer.
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