lunes, 20 de julio de 2015

Stalker

Traía una gabardina. Tengo una obsesión por los hombres con gabardina, no me pregunten por qué, pero me parecen tremendamente guapos. Y si traen barba de dos días, no respondo. Estaba en el aeropuerto del D. F. Ese tremendo monstruo que es la terminal dos. Yo leía el nombre de la rosa de don Eco y vi que un papelito se deslizaba gracias al aire acondicionado. Levanté la vista, el pasillo frente al café estaba casi desierto y solo caminaba el hombre de la gabardina. Puse el separador. Me levanté de mi asiento. Levanté el papelito, que estaba doblado en dos. Era una nota de compra de un perfume ahí en el aeropuerto. El guapo caminaba con pasos lentos, pero largos. Yo lo seguí. Se metió al baño.
Me sentí ridicula.
Tiré la nota a la basura.
Me fuí.

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