Suena el teléfono a las cinco de la madrugada. Me despierta. Contesto. ¿Se encuentra Cinthya Díaz? No señor, aquí no vive ninguna Cinthya Díaz ni la conozco ni nada, hace meses que hablan buscándola, sé que le debe a medio mundo, pero esa persona les ha dado un numero equivocado, aquí no vive.
De nuevo suena el teléfono a las seis treinta de la mañana y la misma explicación. Ese día, por ser festivo, creyeron que la encontrarían. El teléfono retumbaba por todo el departamento. Rompieron récord y llamaron diez veces buscando a Cinthya Diaz, me tenían harta, tuve ganas de aventar el teléfono pero me contuve. Desde hace más de un año que la buscan y por más que les digo que no la conozco, continúan molestando. No sé si ir a profeco, condusef o a dónde diablos ir.
Por lo general no cocino en día festivo. No tenía con quien compartir mi antojo de pizza, así que me sacrifiqué y fui por una pizza a la leña, esas que están muy de moda. Toda me la terminé. ¿Aceptas tarjeta? pregunté. Después de una respuesta afirmativa, entregué tarjeta e identificación. Firmé el recibo y antes de salir me regresé a dejar propina.
- Gracias Cinthya, vuelve pronto.
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3 comentarios:
Maestra.
Me puso la piel de chinita.
Quería decir que me puso la piel de gallina, luego chinita y dejé el "de". Bueno, supongo que me entendiste.
Te leo y me dan ganas de escribir, estuvo muy chingón tu último post.
Saludos.
Lo que sé es que las chinitas tienen muy bonita piel, lisíta, lisíta.
Gracias! Te leo.
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