Los lunes generalmente es un manojo de sentimientos encontrados. Por una parte quiere quedarse en casa a descanzar el fin de semana. Por otro lado, la euforia de la felicidad aún queda en las venas. La realidad es que tiene que ir a trabajar. ¿Tiene que? No, además de que ocupa el pago del salario, lo hace por convicción y dice que hasta con gusto, aunque en ocasiones tanta mediocridad en el ambiente le seque la garganta.
Nada, que éste lunes no parece tal: El cuerpo esta descansado, nada duele. El sueño fue suficiente. Pero la mente da vueltas, muchas vueltas. Hay preguntas que no quiere hacer en voz alta. Hay dudas que extrañamente aparecen y no se quieren ir.
¿Será el calor? ¿Los seis meses? ¿El cambio de vida? ¿Que cómo se le hace para "felices por siempre"? ¿Que cómo saber si es lo que realmente quiere? ¿Que si tendrá la paciencia suficiente, la inteligencia necesaria?
Lo unico que sabe es que quiere resolver, que ya es ventaja, dice.
Fragmento de Dudas en especial, pásele.
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