Fué fabuloso dormir sin mayor problema. La mente no se metió, se estuvo sosiega y me dejó descansar profundamente a los quince minutos después de haberme tomado la pastillita de anestesia para el alma. Calmante de tristeza, se debería de llamar, pero alguien le puso un nombre más serio, tal vez para darle credibilidad y que de esa forma no pareciera producto milagro, y se vendiera libremente y por millones en todas las farmacias de todo el mundo.
El creador debería de ganar el premio nobel, pero de la paz!
Todos los que la ocupamos andaríamos en paz.
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