martes, 13 de abril de 2010

Regresé

Cada que regreso, lo hago con algo aprendido. Pero esta vez me sorprende conocer que los shinolas que se han quedado en su tierra, son de lo más amable que existe. No entiendo cómo es que los que exportan son tan caga-palos, presumidos y mal-pedo. Tal vez sea el instinto de sobrevivencia, queriendo darles el beneficio de la duda. Pero en realidad hallá son a toda madre. Y no, no llueven camarones. Te digo que son re-presumidos.

En Creel estaban los tipicos católicos que se van de "misiones". A chingar a su madre es a donde deberían de ir. O a aprender de los Tarahumaras. En realidad, los Tarahumaras son de lo más felices. No andan pidiendo dinero, sino vendiendo. No tienen la panza de farol.

Y lo que en todos lados (excepto Queretaro): Basura. Un chingo de basura. En la cascada de Basaseachi y en la de Cusárare. En altamar en Mazatlan, cerca de la isla de los venados. En el cerro del faro. En las carreteras. En todas las calles.

Me urgía regresar a mi caos, a mi cama, a mis hijos, a mi regadera y a mi excusado.

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