Era cuestion de esperar
a que el cobre emergiera.
La amabilidad y flilantropía
opacaban un poco el brillo.
Desde un telefono,
hasta un abrazo.
Ya no lo puedes esconder.
Dejas una estela de cobre,
el sabor amargo del cobre a quien tocas.
Ahora sí
brillas en suciedad,
como siempre lo soñaste,
rodeada de arlequines y figurines
de cobre y de barro.
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