- Me sorprendes con esa afirmación. Tu que haz dejado de ser por falta de atrevimiento?
El legista hizo una pregunta que nadie antes le había hecho, ni ella misma. Después de mucho pensarlo y voltear la mirada a todos lados, contestó: - Culera.
- Me haz hecho reír, cómo que culera?
- Si, una tipa hija de la chingada, culera. No me he atrevido a ser hija de la chingada y quisiera atreverme. Veo que los y las hijos de la chingada van por la vida a toda madre. No me diga que no se ha dado cuenta?
-Vaya! esta necropsia si que nos ha hecho filosofar.
- No hay mejor lugar para ahondarse en nosotros mismos, que un anfiteatro en acción. Podemos creer que solo somos materia al ver el cuerpo así postrado, abierto; o podemos indagar dentro de nosotros mismos si es que lo que se hizo a lo largo de la vida, valió de algo, sirvió de algo. Los que creen que trabajar en esto nos insensibiliza, se equivocan, no cree?
-Lo que creo es que nos caería bien una botella de tinto saliendo de aquí, no crees?
Siguió ensimismada en su mente y en el corazón del paciente en la mesa. También pensaba que era una buena idea para empezar a serlo: una hija de la chingada. Por que no? La vida es muy corta para ser buena gente, pensó.
- Si creo.